sábado, 25 de diciembre de 2010

Resumen 2010 (II)

Poquito queda de 2010.

Para mí nunca ha significado mucho el cambio de año en el calendario. No puedo evitar seguir rigiéndome por el calendario escolar. Los años empiezan en septiembre y acaban en julio. Agosto no cuenta.

Pero, como ha sido un año muy guay, me apetece hacer un recopilatorio. Eso y que no tengo nada que decir acerca de la navidad. Ya hablé de las celebraciones el año pasado y no tengo nada más que contar.

La Nochevieja de 2009 la celebramos toda la tropa en una casa rural chulísima. Casi todos comenzamos a llegar allí hacia las tres de la mañana, bajo una nevada siberiana y a varios grados bajo cero. De milagro pero llegamos.

Desconocíamos el protocolo para una Nochevieja montañil y no teníamos de esos horrorosos jerséis navideños para todos.


Así que se decidió que todos fuéramos en pijama, bata y zapatillas.


Rezamos todo lo que sabíamos (y lo que no también) para que la nieve nos dejara incomunicados, pero finalmente se derritió y tuvimos que volver a trabajar.

Según empezaba el año, terminamos de comunicar nuestra intención de montar un fiestón con la excusa de que nos casábamos y empezamos con lo que más nos gusta: elegir la música.

Después de un eficaz proceso de aislamiento sensorial que se prolongó dos días, vimos el capítulo final de Perdidos. No me gustó.

Aunque peor lo pasaron los que lo vieron en directo en Cuatro sin saber que, los de la foto eran los encargados del subtitulado en directo…

Comenzamos las celebraciones del año del puretismo, en el que una gran parte del grupo cumpliríamos treinta. Y nos deprimiríamos por ello.




Seguimos organizando el bodorrio.


Vimos a Muse en el Calderón. Música espectacular. Espectáculo espectacular. Compenetración con el público cero patatero. Muy fríos estos tíos.

Mis chicos por un lado y mis chicas por el otro me llevaron de despedida. Varias veces. Y, evidentemente, de esto no voy a enseñar ninguna foto.


Nos vacunamos contra tropecientas cosas.

Ganamos un mundial de fútbol.


Nos casamos.

Lo celebramos.

Y nos pusimos muy contentos al ver todo lo que nuestros amigos se habían implicado y la ilusión con la que lo hicieron. Gracias chicos. Sois los mejores.

Al día siguiente comenzamos el periplo postbodil en Amsterdam.


Y casi no conseguimos salir de allí.


Conseguimos llegar a Tanzania. Y nos habríamos quedado allí a vivir.




Pero los increíbles atardeceres en Zanzíbar nos consolaron un poco el haber tenido que dejar a nuestros bichos atrás.

A la vuelta, contraste centroeuropeo: Berlín

Y ya más cerquita, a descubrir Galicia (a mis años…)
Y algún rincón de Soria que nos quedaba pendiente.


Al final del verano, despedimos a un amigo que se nos iba a Estambul. Aunque al final ha venido tan a menudo que casi no nos ha dado tiempo a echarle de menos.


Se acabó el verano y, antes de que llegara mi cumple, tenía que dejar de fumar. Costó pero, de momento, parece que lo he conseguido. (Ahora sueño que fumo y me despierto sintiéndome muy culpable).



En otoño cumplí 30 y casi me pongo triste. Pero se me pasó.


En noviembre estuvimos viendo a Interpol. Tampoco me entusiasmaron.

Y por fin llegó el día del concierto de Arcade Fire. Salté, canté y grité hasta terminar afónica y agotada. Lo disfruté como una enana. ¡Qué tíos más grandes!


Y de repente me dio el ataque culinario. Para muestra, unas armas de destrucción masiva de diabéticos.

He hecho rollos de canela suecos.




Galletas de chocolate



Unas barritas menta y chocolate que fueron sometidas al escrutinio del jurado científico.


Aquí Albert y Charles preguntándose si las materias primas empleadas serán kosher el uno, y si los hiperglúcidos como estos serán la causa última de la extinción de la especie humana el otro.


Llegados a este punto también se incorporaron Newton y Tesla. A estos dos les pareció un postre o muy pesado o poco conductor. Creo que me tendré que buscar otro jurado más centrado en la materia.


Y por último, un experimento más estético que culinario: una tarta fondant. Por dentro era de chocolate y naranja y tengo que decir que no estaba mal del todo.

Veremos que nos depara el 2011.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Resumen 2010 (I)

No se puede decir que 2010 haya sido un año muy prolífico en este mi blog. Pero no por ello debería ser olvidado.

En mi última tónica general de culo veo culo quiero, he visto en Hands in dough un dibujito de palabras... y no me he podido resistir. Palabras, combinaciones de colores, tipos de letras, formas...

Pues que me he hecho uno con el blog y esto es lo que ha salido.

Se supone que toma las palabras que más veces aparecen y les asigna tamaño en función de la frecuencia. Creo que sólo tiene en cuenta los últimos post que aparecen en la primera vista del blog.

A la vista de los resultados, podría decirse que mi blog versa principalmente sobre zombis, series y cocina... y tampoco es que yo tuviera esa impresión. De hecho nunca sé qué decir cuándo en alguna entrevista para un semanal de tirada nacional me preguntan: "Y tu blog, ¿de qué va?".

A lo mejor lo que me falta es especialización. Demasiado dispersa soy yo para algo así.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Historias de no dormir VI: Simba

Hace ya que Mi Santo no me da una mala noche. Alguna pesadilla sobre el trabajo ha habido… pero poca cosa. Nada muy espectacular.

Sin embargo esta noche ha sido movidita.

A las tres de la mañana llaman al telefonillo de casa. Quien ha estado en casa sabe que nuestro telefonillo suena como la alarma de evacuación de una central nuclear.
AuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuA AuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuA

- Mñnñmnmnñnmnmnñnm.
- Nmñnñmnmñnmñnmnñm.
- ¿Quién será?
- Prefiero no saberlo para no tener que matarlo.
- Creo que nos vamos a quedar con la intriga.
- Esto es lo que debe pasar cuando el teletaxi se equivoca de botón…
- Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.

Como a las cuatro de la mañana otro ruido nos despierta. Sonaba a alguien manipulando bolsas de plástico.

Zsgergsrgdrgsggrgsrgsgrgrgsrsdssssgrgsggsss.
- Mñnñmnmnñnmnmnñnm.
- Nmñnñmnmñnmñnmnñm.
- ¿Qué es eso?
- No sé pero parece que esté aquí mismo.
- ¿Vamos a ver qué es?
- Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.

Como Mi Santo y yo somos un par de topos, bien podría haber estado en nuestra habitación y no lo habríamos visto. Podría haber sido un asesino en serie preparando las bolsas dónde meter nuestros cuerpos sin vida. Bueno, si eso ya lo vemos mañana.


Como a las cinco de la mañana soy yo misma la causa de nuestro desvelo.

Antes de seguir tengo que dar algún dato complementario para que la historia se entienda.

La peli de Disney favorita de Mi Santo es El rey león. Yo creo que no tengo de eso (si no cuentan las de Pixar, claro). Bueno Merlín, el encantador. No, El libro de la selva! En fin, lo mismo da.

El caso es que llamamos “hacer un Simba” a cualquier levantamiento de ser animado o inanimado en una pose parecida a la de la escena más famosa de la peli, esta:

Pues todavía no sé cómo ni por qué, esta noche me he despertado a mí misma haciendo un Simba con la lámpara de la mesilla. ¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?

Aquí mi lámpara Basisk. Y yo que nunca le había puesto nombre a los muebles…

Como se puede apreciar, la lámpara dispone de un pie con reborde que se convierte en el receptáculo de los pequeños objetos que deberían haber acabado en la basura hace mucho tiempo: un botón que se cayó de una chaqueta, la pila agotada de un reloj, la etiqueta de unos calcetines, un blíster de paracetamol vacío, dos eslabones que le quité a un reloj porque me estaba grande…

Pues por culpa de Newton y su maldita manzana, todos esos cacharritos me han despertado al golpear sutilmente contra mi cara cuando, completamente dormida y tumbada en la cama, me he puesto a hacer un Simba con la lámpara de la mesilla.

Pum, catapúm.

- Ayyyñnnmnñnmnmnñnm.
- Nmñnñmnmñnmñnmnñm.
- Ayyyñnnmnñnmnmnñnm.
- Pero, ¿qué haces?
- Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa chukennnaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
- Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.

Creo que voy a pedir la baja por las secuelas de una noche traumática.